Todo sobre Hades, el Dios del inframundo
Hades
Hades era el nombre del dios del inframundo en la antigua Grecia (Plutón en Roma) y el nombre del lugar tenebroso bajo tierra que se consideraba como el destino final de las almas de los muertos. Hades era probablemente el más temido de los dioses, y tanto Homero como Hesíodo lo describen como "sin piedad", "detestable" y "monstruoso".
Hades era el único dios que no vivía en el Monte Olimpo; en vez de eso habitaba en un oscuro palacio bajo tierra. Este dios también tenía un casco hecho por Hefesto que hacía invisible a quien lo llevara, y que es el casco que usaron Atenea cuando luchó contra Ares en la narración de Homero de la Guerra de Troya en la Iliada y Perseo en su misión para conseguir la cabeza de Medusa.
Hades en el inframundo
Se creía que el dios Hermes guiaba a las almas a la laguna Estigia en el inframundo, momento en el cual el barquero Caronte los transportaba hasta las puertas del Hades, donde Cerbero, el feroz perro de tres cabezas (o cincuenta según Hesíodo) y serpientes por el cuerpo, vigilaba que las almas no se escaparan más que evitar que entraran más.
Para pagar al barquero Caronte, la familia del fallecido ponía una moneda en la boca del difunto (para los griegos, la moneda tradicional el óbolo, de poco valor). Aquellos a los que no se enterraba, o que no tenían cómo pagar al barquero, estaban condenados a vagar por la Tierra como fantasmas. Esta creencia sugiere la naturaleza ambigua del Hades.
No se trataba necesariamente de un lugar de tormento o sufrimiento, sino que en muchos casos era sencillamente el lugar del descanso final del alma. Al llegar a las puertas del Hades se decidía cual era el destino final de las almas, juzgando sus actos en vida.
Tradicionalmente los tres jueces de almas eran Minos, Radamantis y Éaco, conocidos por sus vidas honorables. Cuando se consideraba que un alma había llevado una vida especialmente buena, primero se la llevaba a beber de las aguas del río Lete para que olvidara todo lo malo y luego se la llevaba a los idílicos Campos Elíseos.
Cuando se consideraba que un alma había llevado una mala vida, esta caía en manos de las Furias que la llevaban al Tártaro, el nivel más profundo del Hades, donde se la castigaba por sus fechorías. Las peores almas, aquellas que habían ofendido a los dioses con su irreverencia, estaban condenadas al tormento eterno.
Algunos ejemplos de tal castigo son Sísifo, condenado a empujar eternamente una roca cuesta arriba, Tántalo, que nunca podía saciar su sed, Ocnos, que trenzaba una cuerda mientras un burro se iba comiendo el otro extremo, las hijas de Dánao, que tenían que intentar llenar un tamiz con agua, e Ixión, que estaba atado a una rueda que daba vueltas sin cesar.
Personalidad
Hades es un dios honrado y justo, así como también uno severo. Respeta los juramentos y las leyes de la moralidad, e irónicamente, nunca había matado a un mortal antes de intentar matar a su sobrina, Thalia Grace. A su vez, Hades nunca rompió su juramento de no tener hijos semidioses, al contrario de sus hermanos Zeus y Poseidón.
El respeto de Hades por la ley y su código de conducta es evidente a la hora de juzgar a las almas de los muertos, así como también de todas las criaturas que van a parar al Inframundo.
Es un dios muy ocupado y trabajador, a diferencia de muchos de los otros dioses con deberes y responsabilidades menores, tales como Dioniso y Apolo. Hades es muy inteligente (sin duda el más inteligente de sus hermanos), tal como se muestra por su increíble capacidad a la hora de inventar nuevos y originales castigos (aunque a veces irónicos) para los pecadores en los Campos de Castigo.
A pesar de su inteligencia, Hades no tiene experiencia en cortejar mujeres y se vio obligado a buscar el consejo de Zeus sobre cómo cortejar adecuadamente a Perséfone. A pesar de sus hábitos honorables, tiene un lado cruel y oscuro y guarda rencor por mucho tiempo, un rasgo que comparten todos sus hijos.
Su personalidad es distante y amarga debido a las tragedias del pasado que le llevaron a comportarse de la manera en que lo hace, aunque trata de no demostrarlo. Su forma de pensar no cambio siquiera después de los sucesos de El último héroe del Olimpo, en los cuales fue aceptado entre los dioses por ayudar a salvar el Olimpo.
Hades es un padre severo y con frecuencia es exigente y crítico hacia su único hijo semidiós vivo, Nico, comparándolo con su hermana Bianca y rara vez le muestra afecto. Aunque después de la Batalla de Manhattan, Hades ve a su hijo con orgullo y respeto.
Hades también comienza a confiar a Nico más información, e incluso le contó acerca del Campamento Júpiter y los semidioses romanos, confiando en que no compartiría ese conocimiento con nadie más hasta que fuera el momento adecuado. Su amante, María di Ángelo, declaró que Hades era un hombre amable y generoso, dando a entender que podría tener un lado más suave. María incluso especuló que si los otros dioses lo vieran como lo veía ella, no lo despreciarían y temerían tanto. Su lado más oscuro deriva de la amargura que siente por haber sido despreciado y temido por los demás dioses, que a su vez le condujo a guardar rencor.
Como uno de los Tres Grandes, Hades es un dios muy poderoso y sus poderes sólo rivalizan con los de sus hermanos, Zeus y Poseidón. Hades es tan poderoso, que cuando Percy lo conoció, comenzó a sentirse sumiso y tuvo que luchar contra el impulso de seguir cada pedido de Hades, así como también un fuerte deseo de arrodillarse a sus pies.
Geoquinesis: Como el señor del inframundo, Hades tiene el control absoluto sobre toda la tierra y piedras. Tiene las mismas habilidades de geoquinesis que sus hijos Nico y Hazel, sólo que en mayor medida.
Nigromancia: Como dios de los muertos, tiene autoridad divina y el control absoluto sobre los muertos. Su sobrenombre es "el hospitalario", una referencia al hecho de que él siempre tendrá un espacio en el Inframundo para un alma más.
Poder sobre los muertos: Hades puede reanimar esqueletos, y manejarlos para que luchen para él, y destruir a los Guerreros Esqueleto.
Ferroquinesis: Como dios de la riqueza, puede detectar y convocar cualquier metal precioso y joyas de debajo de la tierra, así como también manipularlos.
Osteoquinesis: Es capaz de convocar y controlar telequinéticamente a los huesos.
Críoquinesis: Aunque es limitada, puede genera un aura de frío intenso, por lo que la temperatura a su alrededor se congela, junto con el suelo a su alrededor.
Umbraquinesis: Hades tiene control sobre la oscuridad y las sombras para diversos usos, como esconderse en ella.
Piroquinesis: Hades tiene el control sobre el fuego negro del infierno, que es mucho más destructivo que el fuego normal, y convierte todo lo que toca en líquido.
Inducir terror: Con su Yelmo de Oscuridad, Hades puede irradiar muerte y terror muy intensos.
Según Grover, esa es la razón por la cual los seres más racionales le temen a la oscuridad. En Percy Jackson's Greek Gods, se dice que su yelmo es lo suficientemente potente como para asustar incluso a Zeus y Poseidón.
Como resultado, Hades es el dios más rico de todos. Tanto es así que en El último héroe del Olimpo, Hades se ofreció a construir un palacio de oro puro para Maria di Angelo. También puede silenciar las almas muertas con un gesto.
Hades y Perséfone las estaciones
Como hemos señalado, Hades rara vez abandonaba su morada en los infiernos, por lo que, en comparación con otras divinidades, no son muchos los mitos en los que este dios ocupa un papel protagonista. De estos escasos mitos destaca sin duda el relativo al rapto de la que se convertiría en su consorte, Perséfone, una diosa que, a diferencia de su esposo, recibió numerosos cultos en diversos puntos del Mediterráneo.
Perséfone era hija de la diosa Deméter, patrona de la agricultura y la fertilidad. La joven, hermosa y despreocupada, se encontraba paseando y recogiendo flores por los campos de Nisa, en Sicilia, cuando el dios Hades la observó desde su trono en el reino de los muertos. Al instante, el dios, quedó prendado de la belleza de la joven y decidió convertirla en su esposa. Hades montó en su carro y se espoleó a sus caballos para dirigirse hacia os campos de Sicilia a toda velocidad.
La joven Perséfone sintió cómo la tierra temblaba bajo sus pies. Frente a ella, se abrió una enorme grieta por la que surgió Hades montado en su carro tirado por caballos infernales. Antes de que Perséfone pudiera reaccionar, el dios la cargó en el vehículo y regresó con ella a su palacio subterráneo.
Al pasar los días y comprobar que su hija no regresaba a su hogar, la diosa Deméter inició un largo peregrinaje por el mundo en su busca. Pese a que consulto a todos los dioses y hombres que se cruzó en su camino, ninguno pudo darle noticia alguna del paradero de la joven Perséfone.
La diosa, enfurecida por la desaparición de su hija, retiró sus favores a la tierra y la condenó de este modo a un invierno eterno. Los campos dejaron de producir frutos y los humanos comenzaron a morir de hambre. Sólo la intervención de Zeus, que descubrió la presencia de Perséfone en el inframundo, solucionó el conflicto.
Por medio de su mensajero, el dios Hermes, Zeus pidió a Hades que permitiera que la joven regresara con su madre. El astuto dios de los muertos, temeroso de una posible represalia por parte de Zeus, accedió, pero ingenió una estratagema para lograr que Perséfone siguiera junto a él. A sabiendas de que cualquiera, dios o mortal, que tomase algún alimento en el infierno tendría que permanecer en él, Hades le ofreció a Perséfone antes de su partida un grano de granada.
La joven, confiada, se comió el dulce fruto y trató de regresar con su madre. Sin embargo, las leyes del infierno eran muy claras para todos aquellos que hubiesen probado algún alimento en el reino de los muertos. Perséfone estaba atada al reino subterráneo para toda la eternidad. Para evitar la cólera de Deméter, Zeus logró que Hades y ella llegaran a un compromiso. Perséfone pasaría en el infierno junto a su esposo un tercio del año, y regresaría a la tierra el resto del tiempo.
Hades y Deméter aceptaron la decisión de Zeus. De esta manera explicaban los antiguos griegos la sucesión de las estaciones. Mientras Perséfone está junto a Hades, Deméter, entristecida por la ausencia de su hija, niega sus frutos a la tierra, produciéndose el invierno. Sin embargo, cuando Perséfone regresa junto a su madre, ésta se llena de alegría y bendice a los mortales con la abundancia de la primavera.
Amoríos de Hades
Relación con Leuce: Un día, Hades estaba visitando a su tío Océano en el fondo del océano, y mientras estaba por allí, conoció a una de sus hijas, la hermosa oceánide Leuce.